jueves, 29 de enero de 2009

El Árbol del Paraíso.-4





PRIMERA HOMILÍA


Queridas hermanas y hermanos... ¡PAZ Y BIEN!...

Mi vida como cristiano se inició en esta iglesia de Las Pedroñeras. Aquí fui bautizado, aquí tomé la primera comunión, aquí me confirmaron.., aquí fui irreverente y soberbio en más de una ocasión y aquí juré con orgullo adolescente que jamás volvería a entrar aquí. La necedad juvenil siempre es atrevida.
Isaías 55, 8-11.- “Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos –oráculo del Señor-. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes. Como la lluvia y la nieve caen del cielo, y sólo vuelven allí después de haber empapado la tierra, de haberla fecundado y hecho germinar, para que dé simiente al que siembra y pan al que come, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí de vacío, sino que cumplirá mi voluntad y llevará a cabo mi encargo”.
La Palabra de Dios es una palabra viva, que quema, que siempre nos interpela, porque cuanto es el ser humano ante Dios, tanto es y no más.
El evangelio de hoy, -porque hoy se cumple esta palabra- nos invita a anunciar la luz, a ser sus testigos...
¿Qué puedo decir de mí? Que me sorprende la paciencia que Dios tiene conmigo, y que una y otra vez no puedo evitar decir: “¿Por qué te empeñas en quererme tanto?”. No encuentro para todo esto otra explicación que las oraciones de mi abuela Guadalupe a la que de crío recuerdo que le preguntaba: ¿Por qué vas tanto a misa? Y ella siempre me respondió lo mismo: ¡Por los que no van nunca!...
Luego la vida gira y gira...
Únicamente recuerdo que caí; ya lo había hecho en ocasiones anteriores, incluso voluntariamente, por el placer del vuelo, pero esta vez era diferente. Ni tan siquiera me quedaban ganas de volver a levantarme -¿para qué, si nunca se llega a nada?-.., estaba agotado, sin fuerzas, todo parecía haber sido en vano... y sin embargo...
Al Señor lo encontramos –“aunque realmente es Él quien nos encuentra a nosotros”-... pues eso, lo encontramos siempre llamándonos; y lo hace con palabras y voces muy naturales, que podemos oír muy bien, muy claras; otra cosa es cómo escuchamos, el caso que le hacemos, la respuesta que le damos...
...-LA CITA dice así: -“Conozco tus obras y tus trabajos, y sé que sufres pacientemente por mi causa; no soportas a los malvados, pusiste a prueba a los que se llamaban a sí mismos apóstoles y los hallaste mentirosos. Conozco tu paciencia y lo que has sufrido por mi nombre sin desfallecer. Pero tengo contra ti que has perdido tu amor del principio”-.
Esta cita del Apocalipsis la leí en la crítica que se hacía a un libro –“de cuyo título no consigo acordarme, ni del nombre del autor, ni del nombre del crítico”- en el suplemento cultural de un periódico que no se distingue precisamente por su talante religioso.
Era domingo por la mañana, y yo desayunaba en la terraza de un bar, frente a la iglesia, donde era raro que entrase, en la plaza de Santa Gertrudis, en el centro de la isla de Ibiza, donde vivía pintando cuadros...
Es poco mas lo que recuerdo de aquella mañana, otra entre tantas mañanas de domingo; pero esta cita se me quedó grabada como si en aquel momento cada palabra hubiese sido dicha para mí..: -“PERO TENGO CONTRA TI QUE HAS PERDIDO TU AMOR DEL PRINCIPIO”-...

...¿Qué me había pasado? ¿Qué había sucedido con mi amor del principio? ¿Cuál era ese amor del principio que había perdido? ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué sentía aquellas palabras de un modo tan personal?... ¿Quién parecía no haber dejado de pensar en mí? ¿Para qué, para quién vivía?...
...Creo recordar que la lista de preguntas se me hizo interminable; y algo, sin saber muy bien qué, en lo más profundo, comenzó a cambiar dentro de mí...
...Una tarde, hablando en el bar con don Antonio, el párroco de San Miguel, me dijo:
-“las bendiciones nos caen del cielo, pero nosotros nos empeñamos en abrir el paraguas y no nos dan, nos protegemos para que no nos alcancen”-...
Tras un año sabático, en mi pueblo natal, emprendí un viaje al final de la tierra, durante el cual me encontré con san Francisco de Asís, el otro Cristo. Esta es la metáfora, muy fácil de explicar: La meta del viaje era el cabo de Finisterre... y sea como fuere, cuando por fin llegué allí...ME LLEVARON...los franciscanos de Santiago de Compostela, con los que ya llevaba viviendo dos años...EL RESTO FUE DEJARSE IR...
...y así, yo, que no terminé mi licenciatura en Psicología, terminé licenciado en Teología...
...¿Cómo daré gracias al Señor por todo el bien que me ha hecho? ¿Cómo daremos gracias? ¿Cómo damos gracias?...
...Todo ser humano es llamado de algún modo para algo que ciertamente, con frecuencia, él aparta de su camino.
Hay una soledad que nos descubre presentes en un estrecho saliente rocoso, entre los abismos, donde no hay ninguna seguridad de un saber expresable, sino la seguridad del encuentro con lo que permanece oculto...
...Dios toma al ser humano donde se encuentra, en su necesidades más humildes y cotidianas, para conducirlo a otra parte, a otra agua, a otro vino y a otro pan.., Dios conduce al ser humano más allá de su misma búsqueda... ¿Y qué era eso tan importante?... SOMOS AMADOS ANTES QUE AMANTES...
...Hay un fuego, con el que tropezamos más tarde o más temprano, que nos exige descubrir su más íntima esencia... ¿Tendremos la valentía de arder?...
...El que viene vino por su propia voluntad, saliendo del misterio de su lejanía, no hicimos nosotros que Él viniera. ...Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para el bien de los que le aman, de aquellos que han sido llamados según su designio, de todos, aunque ignoremos cómo... ¿o no lo ignoramos? ...
...Personalmente, hubo un tiempo en el que aspiraba conseguir-conquistar –“lo máximo”- que pudiese alcanzar un ser humano en su vida sobre la tierra...
El Señor me enseñó, me sigue enseñando, que las cosas que de verdad importan no son algo que debamos CONQUISTAR.., se trata de saber ACOGER.., y algo así únicamente se logra ABANDONÁNDOSE EN SUS MANOS, sabiendo y sintiendo que todo depende de Él, pero actuando al mismo tiempo como si Él no existiese, como si todo dependiese única y exclusivamente de nosotros.
...Volveremos a equivocarnos, a veces parece que la libertad y el amor con que nos creó no sirviesen para otra cosa que eso...PARA EQUIVOCARNOS...
...Pese a todo, será conveniente no olvidar nunca, nunca, nunca, lo que vino a decirnos JESÚS DE NAZARET..., que Las Puertas de la Misericordia del Cielo no se cerrarán aunque no haya ni un justo sobre la tierra.
ES ASÍ, DE VERDAD.

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